
Soluciones que promueven la acción
Los TRES mensajes que se exponen a continuación están fuertemente relacionados con los seguidores de Jesús porque presentan a las misiones como una solución a los problemas mundiales. Por supuesto, los resultados varían según la cultura. No piense en ellas como frases fijas, sino como un modo de enmarcar el mensaje para motivarlos.
Jesús es el ejemplo que debemos seguir
En todo lo bueno y correcto, Jesús es nuestro ejemplo. Nos inspiramos en Su ejemplo para llevar la luz y la esperanza al mundo. Solo a través de Él y por Su gracia, Su palabra y Su poder podemos transformar vidas.
A cualquier precio
Nuestra vocación de seguir a Jesús alimenta nuestro gran deseo de amar al mundo sin importar las consecuencias. Recorreremos cualquier distancia, cruzaremos toda frontera y nos esforzaremos por llegar a cada persona para compartir la esperanza que solo se puede encontrar en Él.
Eres único
Cada persona que Jesús ha escogido para seguirle fue diseñada especialmente para contribuir al cumplimiento de Su máximo propósito. Cada faceta de nuestro ser, así como también el lugar donde Dios nos ha ubicado, debe conducir a dar una respuesta auténtica para dar a conocer Sus buenas nuevas.

Otras soluciones probadas
En la mayoría de las culturas, los seguidores de Jesús no se relacionaron de manera favorable con los TRES mensajes que siguen.
Misiones innovadoras
Hay una forma nueva de abordar los problemas del mundo. Queda claro que los métodos anteriores por sí solos ya no son eficaces y que solo al ser audaces y buscar soluciones nuevas y creativas podemos marcar la diferencia para Su reino.
Facilitamos el crecimiento de los discípulos
Estamos hechos para ayudar a cada seguidor de Jesús a encontrar su lugar en la causa más grande en la historia del mundo: compartir el amor de Jesús. Preparamos, motivamos y liberamos a otros para que vivan audazmente para Su nombre donde aún no se lo adora.
Misión de alto nivel
Vivimos la misma misión que Jesús ha estado llevando adelante desde que creó a la humanidad. Eso implica amar genuinamente al mundo con ahínco, con lealtad y con pasión temeraria para que la esperanza y la plenitud puedan ser compartidas con todos.