Al servicio de los siervos
Como movimiento mundial de seguidores de Jesús, no solo amamos y cuidamos de quienes aún no han oído hablar del amor de Cristo, sino que también lo hacemos entre nosotros y con todos los que se unen a nuestra causa. La luz de Cristo puede resplandecer en nuestra comunidad cuando servimos a otros que sirven en Su misión.
Esta actitud de amor y consideración no solo es evidente en nuestra oración, adoración e interacción, sino también en nuestros sistemas, procesos y estructuras. Nuestro liderazgo se ve en nuestro amor, trabajo y vida, además de nuestras finanzas y recursos.

El trabajo y la vida
Hacemos discípulos
Somos discípulos y hacemos discípulos; el discipulado es la base de todo lo que hacemos.
Nos conectamos
Formamos estructuras dinámicas y sencillas que permitan conectar de forma ilimitada a los seguidores de Jesús con aquellos lugares que necesitan una comunidad apasionada.
Usamos modelos sostenibles
Implementamos métodos y modelos que se pueden repetir y son sostenibles desde el punto de vista financiero.
Colaboramos
Tomamos la iniciativa para colaborar intencionalmente con ministerios que apoyan nuestra misión.
Nos adaptamos
Estamos preparados para el futuro. Continuamente analizamos y adaptamos nuestros métodos a cada cultura y contexto.

Finanzas y recursos
Somos generosos
Vivimos con alegría una cultura de generosidad. Demostramos gratitud y una actitud de abundancia basada en la generosidad de Dios.
Invitamos a que otros participen
Pedir es una forma de invitar a otros a participar en nuestra visión y siempre lo hacemos sin manipular a las personas. Dios bendice a quien invita y a quien ofrenda.
Trabajamos en colaboración con otros
Quienes ofrendan son colaboradores fundamentales en nuestro trabajo. Aceptamos sinceramente su tiempo, su talento y su dinero.
Ministramos
Las finanzas son un ministerio para quien recauda fondos, quien los recibe y quien ofrenda.
Somos administradores responsables
Todo es de Dios. Por lo tanto, somos transparentes y rendimos cuentas tanto a quienes ofrendan como a nuestros obreros en función de nuestros acuerdos y nos tratamos con la misma gracia que hemos recibido.
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10 (NVI)