
Cristiano = misionero
No esperes a recibir un llamado, ya lo has recibido.
Cuando aceptamos seguir a Jesús, nos unimos a la misión que Él dio a Sus discípulos hace más de 2000 años: "id y haced discípulos a todas las naciones". Esa es Su misión y ese fue Su llamado a todos los que le siguen. Somos Sus manos y Sus pies en el mundo. Nosotros somos Sus obreros. Fuimos escogidos por Él y todos los que lo llamamos Señor hemos sido llamados a manifestar Su amor para transformar el mundo.
Todos recibimos el mismo llamado, pero nuestra forma de servirle depende de los dones espirituales, los intereses, las habilidades, la personalidad y las experiencias que Él nos ha confiado para Su misión.

Tu vida; de principio a fin
Ésta no es una tarea a corto plazo ni de medio tiempo.
En todo lo que hacemos y decimos, dondequiera que vayamos y a cada momento del día, somos embajadores del Reino de Dios. Ya sea que estemos en casa, en la escuela, en el trabajo, en el campo de deportes o conduciendo por la carretera, el modo en que cada uno de nosotros vive, piensa, trabaja, habla y se relaciona con otros es una imagen de lo que significa ser un seguidor de Jesús. Nuestro ejemplo de vida puede suscitar conversaciones, abrir puertas y dar un claro ejemplo de lo que es una vida centrada en el amor de Dios.

La prioridad máxima: Todas las naciones
Muchos no han oído, muchos más no han visto.
Si nuestro llamado es: "id y haced discípulos a todas las naciones", entonces nuestra misión continúa hasta que se haya alcanzado a todas las naciones. Nuestra prioridad máxima es enfocarnos primero en las personas y comunidades que jamás han oído hablar del amor de Cristo y luego en quienes posiblemente hayan oído, pero no tienen acceso a una comunidad vibrante de seguidores de Jesús donde pueden ver el amor de Cristo día tras día.
Constantemente buscamos personas y comunidades que no conocen el amor de Dios. Nos apasiona hacer conexiones y proporcionar un discipulado activo y continuo.